Monday, September 24, 2018

la evolucion de las llamas

         Eran las 4, hora celeste y mágica de la guardia nocturna que cubría desde las 2 hasta las 6 de la mañana  Guardián inefable bajo un cielo escasamente estrellado -aventurado por unos pocos intrépidos pauraques cazadores de mariposas saturnales- que se elevaba  sin piedad, sobre un dominó de muros paralelos y equidistantes, de unos veinte metros de alzada. La Smith and Wesson  (primo William siempre pronunciaba weshon, lo cual le arrancaba invariablemente una carcajada) calibre 32 en el cinto y una granada de 10 segundos, oscura y redonda como una ciruela en el bolsillo izquierdo de la chamarra. Apoyado en los barrotes, soñaba despierto, pálido en medio de las sombras altísimas y alternantes que proyectaban las inapelables barreras de ladrillo rojo; como en un cuadro de Juan Gris, asimétrico y tangente a sus armas, mas siempre en posición de alerta, atisbando en dirección oeste, hacia el pabellon de donde vendría el día del viento más abrasador nunca antes descrito para un mes de Mayo. Bazulo ladraba a lo lejos, persiguiendo ratas enormes que se escabullían pizpiretas por los silos del patio. No podía pensar en nada más que en todas las personas que conocía en ese pabellón, algunas de ellas, amigas. El pabellón de donde vendrían las llamas.

Tenia 20 años






No comments:

Post a Comment