Monday, September 24, 2018

la evolucion de las llamas

         Eran las 4, hora celeste y mágica de la guardia nocturna que cubría desde las 2 hasta las 6 de la mañana  Guardián inefable bajo un cielo escasamente estrellado -aventurado por unos pocos intrépidos pauraques cazadores de mariposas saturnales- que se elevaba  sin piedad, sobre un dominó de muros paralelos y equidistantes, de unos veinte metros de alzada. La Smith and Wesson  (primo William siempre pronunciaba weshon, lo cual le arrancaba invariablemente una carcajada) calibre 32 en el cinto y una granada de 10 segundos, oscura y redonda como una ciruela en el bolsillo izquierdo de la chamarra. Apoyado en los barrotes, soñaba despierto, pálido en medio de las sombras altísimas y alternantes que proyectaban las inapelables barreras de ladrillo rojo; como en un cuadro de Juan Gris, asimétrico y tangente a sus armas, mas siempre en posición de alerta, atisbando en dirección oeste, hacia el pabellon de donde vendría el día del viento más abrasador nunca antes descrito para un mes de Mayo. Bazulo ladraba a lo lejos, persiguiendo ratas enormes que se escabullían pizpiretas por los silos del patio. No podía pensar en nada más que en todas las personas que conocía en ese pabellón, algunas de ellas, amigas. El pabellón de donde vendrían las llamas.

Tenia 20 años






Monday, September 17, 2018

let the wrong one in

just the wrong one/
the one to blame for everything/
the one who will hurt you/
the one who will take care of you/
the one who will haunt you some nights/
and some others will make you giggle/
and then will leave without explanation/
the one that you let in/
that will never forget you/

Tuesday, September 11, 2018

bajo la luna de bauhaus

        R. vivía sus días sin reflexión . Sus sueños habían sido ahogados en la inextricable maraña de unas circunstancias kafkianas. Su padre habia muerto y en casa no podían apoyarlo con absolutamente nada. La universidad -la única que sus medios le podían permitir- le había provisto con mucho más de lo que hubiera podido calcular: la comida, los libros, la vivienda, el cine, una forma de ver el mundo y un sentido de pertenencia, ya en el umbral de una larguísima adolescencia con mucho acné,rock subterraneo y problemas de identidad.

R nunca antes habia creido-imaginado- poder estar con una chica como aquella vez. No tenía ninguna experiencia previa.  Estaba flotando, pero tambien estaba asustado de sí mismo, de lo que sentía. Creía encontrar el nombre de ella escrito en la acera, o las iniciales de su nombre  fugazmente impresas en la arena de Marbella, o en cada estúpida canción a la que antes jamás se hubiera dignado prestar atención. Habia comenzado a adquirir esa percepción de si mismo - o más bien, a proyectar esa feroz mirada a su interior: era imposible ganar un argumento ante ese enemigo imbatible, el de su bajisimo concepto de sí mismo- Y luego, ese pastito interior creado para refugiarse del mundo, que con los años, se volvio más que un pastito, una reserva natural protegida.



    In a nutshell. M  estaba con ella. Los habia visto esa tarde saliendo de la Facultad de Geología. Al compás de Seventeen seconds su buen amigo estaba razonablemente abrazado a ella. Se le nubló la vista e hizo un pacto consigo mismo: nunca dejaría que nadie le hiciera sentir algo asi. Pacto que rompió innumerables veces.

Septiembre había llegado y tambien la semana de la facultad  y el Centro Federado les pertenecía. Al menos tenían eso. Asi que decidieron traer a Leusemia y Voz Propia a la Facultad. No tocaban en la universidad desde 1984, por líos con Sendero Luminoso. Edgar y R. habian recibido carta blanca de Z. asi que fueron a casa de Miguel Angel y luego a casa de Dani Fatal.  Fueron bien recibidos gracias a la buena gestión de Edgar, y gracias a elloo R. estableció una relación de consecuencias importantes para el resto de su vida.

Las figuras delgadas, angulosas y encueradas de varios personajes aparecieron esa noche en la explanada de la Facu, y R. les atendía con cervezas y admiración.  Una inmensa luna llena proyectaba un aura espectral sobre todas las siluetas, dándoles un porte fuera de este mundo. Eran los rockeros leyenda de Lima: Boui Magan, Montaña, Miguel Angel de Voz Propia, Cachorro Vial...emborrachandose juntos y él con ellos.  Cachorro alzó la cerveza que R. le habia traido y le dijo a Montaña: "Raul, es una luna de Bauhaus!". R. nunca pudo olvidar esa frase.

Las tocadas generaron unos pogos gigantescos. Vino toda la universidad a verlos tocar.

R. pasó dos horas conversando con Boui, era un tipo extraordinario y muy amable. Recordaría muchos años despues los datos vertidos en esa conversación (las casas en Chaclacayo y en San Antonio, los estudios de Derecho, sus lecturas de Kropotkin, su relación con la escena subterránea), y cuando Boui murió trágicamente muchos años más tarde, cogió la guitarra y tocó para sí mismo y para él "El momento", un homenaje solitario y anónimo a ese instante compartido, a once mil kilómetros de distancia y varios lustros de esa explanada (R. sólo puede tocar 3 temas más aparte de ese).


 El temor a perder, pero sobre todo el temor a sufrir, habían convertido a R desde hacia mucho tiempo antes en el ser taciturno que era. Estaba predeterminado por diseño a hacer todo lo que haria despues. Su único mérito fue sobrevivir, y lo más probable es que sólo fue suerte  asi que, con una malevola consciencia de lo postumo, es mi deber contar su historia desde el sesgado fondo de sus emociones, a través de mi voz. Sería imposible contar el final de  esta historia sin ellas.
 M era un gran admirador de Voz Propia y en especial de Miguel Angel.. Se habia vestido de negro (como en la canción de  Autopsia) y había quedado con R. para conocerlo esa noche. Ambos estaban sentados en  el mini cooper (uno de verdad, de los antiguos) de Pepe y llevaban unos quince minutos hablando, como siempre.  R. nunca supo exactamente cómo es que M. se dió cuenta de, pero de pronto, con extrema calma y buena disposición, viró hacia él y lo miró directamente a los ojos

-creo que hoy no será posible, M.

M. asintió, pálido. R. se alejó muy despacio, con una sonrisa sardónica, hacia formas menos sentimentales de existencia, con la luz espectral de la luna de bauhaus en su espalda.. M. dejó la facultad ese mismo año y nunca volvíó.

Nunca se supo qué fue lo que mató a Mister Moonlight esa noche. Pero fue suficiente.